Sus facciones le han convertido en uno de los actores más reconocibles de Hollywood. Ron Perlman fue el protagonista y primera encarnación de Hellboy (2004), uno de los neandertales de En busca del fuego (1981), el jorobado Salvatore en El nombre de la rosa (1984), la bestia de la versión televisiva de La bella y la bestia (1987-1990) y el rudo motero Clay Morrow de Hijos de la anarquía (2008-2013), entre otros muchos papeles. Desde hace un mes se encuentra en Donostia donde rueda Ya no quedan junglas adonde regresar, una ficción con un elenco internacional en la que interpreta a Theo, al que llaman El Gentleman, un exmilitar estadounidense que busca regar las calles de la capital guipuzcoana con la sangre de tres abogados que han asesinado a Olga (interpretada por la cantante Natti Natasha), una prostituta ucraniana a la que el personaje de Perlman paga para conversar. El actor se encontraba ayer, miércoles, rodando en una lujosa villa de Miramon y en uno de los descansos de la filmación, producida por Esto También Pasará, atendió a las palabras de NOTICIAS DE GIPUZKOA.

¿Es su primera vez en Donostia y en el País Vasco?

Sí, es un país precioso, desde cualquier ángulo. La posición de la ciudad en consonancia con el mar Cantábrico y las montañas lo convierten en un lugar muy interesante. La lluvia hace que todo sea muy verde y es algo realmente magnífico.

¿Qué le interesó del proyecto de ‘Ya no quedan junglas adonde regresar’?

Gabriel Beristain y yo nos conocemos desde hace 23 años. Hemos sido compañeros en una multitud de proyectos, algunos que ya se han materializado y en otros que se han proyectado a futuro. Cuando me habló de este libro y de que estaba pensando en convertirlo en una película, me dijo que tenía la intención de cambiar la nacionalidad del personaje principal de español a estadounidense. Me trasladó con tanta pasión el tipo de película que quería rodar, que yo ya estaba dentro del proyecto.

¿Cómo es su personaje? ¿Cómo es su Gentleman?

Hay algunos personajes para los que es necesario hacer una investigación y hay otros para los que el único material con el que cuentas es el de la imaginación que surge de la lectura del guion. The Gentlemen responde a ese segundo caso, a lo que obtengo de la lectura y de cómo relleno los huecos de la historia con mi imaginación. 

Por lo tanto, no todo está siempre en el guion.

Las preguntas y las respuestas las hallé en el guion, en la relación del personaje con su pasado, con lo que teme. Él conoció a su mujer cuando estaba destinado en la base de Rota, pero ella falleció muy joven a causa del cáncer. En ese momento mi personaje abandonó el Estado, pero al inicio de la película vuelve por una extraña razón. Todos estos elementos son parte del relato y es con la imaginación con la que completas el arco del personaje: por qué está aquí y cuál es la evolución de su relación con la vida y la muerte, dado que ya es un hombre mayor.

Usted tiene ya 73 años y una dilatada carrera. ¿Ha aprendido, al igual que su personaje, a relacionarse con la vida y con la muerte de una manera distinta?

Me siento más libre. He soltado amarras de cuestiones que no son útiles, como preocuparme de las gilipolleces que otros piensen de mí. Lo que piense la gente sobre mí o sobre mi trabajo es algo ya no me preocupa. Soy muy libre de ser yo mismo, de perseguir las cosas que he concluido que son realmente importantes en la vida y de apartar de mí idioteces que otros, tanto de la industria como de fuera de ella, adoran.

¿Y se siente también libre para apostar por otro tipo de películas?

No. Mi relación con mi vida profesional es idéntica a cuando era joven. Lo que ha cambiado son las circunstancias. Ahora, cuando me ofrecen un guion me suelen ofrecer el personaje de un abuelo y hace 40 años me hubiesen ofrecido el del chaval (ríe). Normalmente, los papeles que me ofrecen suelen ser de personajes que lidian con la mortalidad, algo que me obliga a examinar y a reflexionar sobre mi propia mortalidad. Lo más bonito de ser un artista es que tu profesión es una oportunidad de expresar tus observaciones sobre lo que ocurre en tu vida real. Estoy viviendo un periodo muy excitante para mí porque los roles que estoy haciendo me permiten explorar mi propia identidad.

El actor Ron Perlman, junto al director Gabriel Beristain, ayer durante el rodaje en Miramon. Ruben Plaza

Comenta que conoce a Gabriel Beristain desde hace 23 años. De hecho, en 2021 rodaron ‘The caddy’, un corto en el que él ejerció de director y usted de protagonista. Después de tantos años habrán fraguado cierta amistad. ¿Es más fácil o más difícil ponerse a las órdenes de un amigo?

Este es su primer largometraje de ficción y debo decir que estoy encantado de poder encarnar la ejecución de su visión, a la que ha llegado después de muchos años de investigación sobre el tipo de película que quería hacer. Es un director muy preparado, muy apasionado, que tiene muy claro qué historia quería contar y cómo quería hacerlo. Ha conseguido infectar con su entusiasmo a todo el equipo. El elenco está muy entusiasmado porque todos vamos en el mismo barco que Gabi.

Usted fue una de las voces y caras más visibles de la última huelga de actores y guionistas de Hollywood. Unos meses después de haberse cerrado un acuerdo, ¿cómo lo valora? ¿Fue satisfactorio para ustedes?

No. Seguimos trabajando para lograr lo que queremos. No puedo decir más, en este momento. Seguid las próximas noticias con atención.