“Arranqué, me puse el cinturón, pero no sabía por dónde tenía que circular. No conozco las señales de tráfico, confiaba ciegamente en mi compañero". El conductor que causó la muerte a dos personas y heridas a otras siete en Usurbil tras circular 8,5 kilómetros en dirección contraria por la autopista AP-8 ha declarado este lunes durante el juicio por estos hechos que aquella noche "como máximo había bebido dos cañas y estaba consciente", pero de sus propias palabras se desprende que era una temeridad al volante.

Desde que obtuvo el permiso de conducir "de forma más o menos ilegal" en 2006, ha reconocido que “desconocía la teoría de la conducción” y que "jamás había conducido" por la red viaria vasca, hasta que el día de los hechos se puso al volante de un Opel Astra de su propiedad. “Habíamos ido desde Bilbao a San Sebastián. A la ida yo no conducía. Estuvimos en dos discotecas. Me encontraba bien, como mucho bebí dos cañas pero no conozco las señales de tráfico y confiaba en las indicaciones de mi compañero", ha asegurado. “Sólo me di cuenta de que iba en dirección contraria al chocar contra la ambulancia”.  

La declaración del acusado, que tenía 28 años cuando ocurrieron los hechos, en 2017, ha ocupado la primera parte de la segunda sesión del juicio con jurado que se sigue en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa y que se prolongará hasta el 28 de mayo. El acusado se enfrenta a una petición de catorce años de cárcel por parte de la Fiscalía, que lo responsabiliza de un delito contra la seguridad vial en concurso de normas con dos delitos de lesiones y otros dos de homicidio con dolo eventual.

La defensa, dirigiéndose, al tribunal del jurado, se ha aferrado a su presunción de inocencia y ha señalado que este hombre ya fue juzgado en 2019 por estos mismos hechos en un juzgado de lo Penal de Donostia. La petición de Fiscalía entonces fue inicialmente de cinco años de cárcel al entender que los hechos constituían un delito de dos homicidios por imprudencia. Luego, según ha revelado el letrado, la Fiscalía cambió su opinión al considerar que se trataba de dos delitos de homicidio doloso, que ha derivado en el juicio actual. "Ha cambiado la tesis, cuando dieron por bueno entonces un delito por imprudencia”. A juicio de la defensa ese hecho demuestra que la Fiscalía tenía “más de una duda razonable de que fuera consciente” de la gravedad de los hechos.

Defensa: "No parece la lógica de un kamikaze"

“Él va en todo momento por el carril derecho. No parece la lógica de un kamikaze. Tampoco su velocidad, entre 80 y 98 kilómetros hora. Durante dos años el Ministerio acusó en base a considerar que la actitud fue gravemente imprudente, y que las muertes fueron provocadas por imprudencia. Jamás consideraron homicidios por dolo (es decir, querer matar)”, ha enfatizado ante los miembros del jurado.

El accidente se produjo pasadas las 6.20 horas del 11 de febrero de 2017, en la confluencia de la AP-8 con la GI-20, cuando el Opel Astra que conducía el hombre en sentido contrario chocó frontalmente con una furgoneta de transporte sanitario a la altura de Usurbil.

En el siniestro perdieron la vida dos de los seis ocupantes del Opel Astra conducido por el acusado: un joven de 23 años vecino de Bilbao y amigo del acusado y una mujer de nacionalidad brasileña, mientras que los otros cuatro resultaron heridos. Además, también sufrió heridas el chófer de la ambulancia de transporte contra la cual colisionó el vehículo, y otros tres pasajeros que viajaban con él.

Después de pasar la noche en Donostia, “salimos en el coche de la ciudad, pero no sabía por dónde tenía que ir. Confiaba en mi amigo, a pesar de que había bebido. Me metí en dirección contraria sin darme cuenta. Nadie me dijo nada, todos mis acompañantes se habían quedado dormidos”, ha confesado el acusado.

En el viaje de ida desde Bilbao a Donostia se habían desplazado cinco personas en el coche. A la vuelta regresaron seis, tras montarse en el turismo un conocido con el que coincidieron durante la noche. El Ministerio Público señaló que, "a pesar de haber ingerido bebidas alcohólicas", el acusado se montó en su vehículo "sobreocupado" con un total de seis personas y se dirigió por el barrio del Antiguo hacia la autopista AP-8. En un momento dado, al llegar a una confluencia de carriles, realiza una maniobra “especial” sobre la que ha incidido la Fiscalía. “Paró durante diez segundos. Se había pasado el cruce que le llevaba a Bilbao en dirección correcta. Se detiene frente a dos líneas longitudinales”. ¿Por qué se para?, se ha dirigido la Fiscalía al tribunal.

Fiscalía: "Era consciente de lo que estaba haciendo"

El acusado, según la tesis del Ministerio público, entra de forma “ilógica y temeraria” en sentido contrario. “Paró porque se preguntó: ¿Paso o no paso? Era consciente de lo que estaba haciendo, y finalmente decidió acceder a la AP-8 en sentido contrario, a pesar de que el lugar estaba perfectamente iluminado y señalizado, tanto por señales verticales como con una doble señalización de prohibido”, ha insistido.

Una lectura de los hechos que desmiente el conductor. “No recuerdo haberme parado durante diez segundos, ni haber visto ninguna línea longitudinal en la carretera. Cuando íbamos de vuelta a Bilbao estaba superconfiado en mi acompañante”, aseguró. Pese a ello, dos testigos que viajaban en el mismo vehículo relataron ayer a lo largo de la mañana que aquella noche, antes de quedarse dormidos en el camino de vuelta, “no escucharon que nadie” le diera ninguna indicación. 

Una vez que accede a la AP-8 recorre a partir de ahí un total de 8,5 kilómetros en sentido contrario. El trayecto se prolongó por espacio de 7 minutos y 34 segundos que finalizó tras la colisión frontolateral contra una ambulancia. El conductor de este transporte sanitario ha declarado en calidad de testigo. “Sólo lo vi cuando lo tenía delante. Me cogió en la curva, pegué un volantazo al lado derecho y al rectificar el impacto se lo llevó el lado frontal izquierdo”, ha relatado.

Según la Fiscalía, “nada ni nadie le paraba” al acusado. De las diez personas afectadas por el siniestro, ocho resultaron heridas de diversa consideración, y dos fallecieron, quienes viajaban detrás del conductor. Murieron en el acto por “destrucción de centros vitales” y traumatismos craneoencefálicos.

Más de ocho kilómetros en dirección contraria

El Ministerio Fiscal trata de demostrar que el acusado era consciente de que viajaba en dirección contraria, como así “lo reconoció en su declaración inicial ante los agentes de la Ertzaintza”. Hubo varias señales de alerta durante los 8,5 kilómetros de trayecto en los que se llegó a cruzar con ocho vehículos. Entre ellos, uno de mantenimiento de Bidegi, cuyo conductor ha declarado a lo largo de la sesión.

Desde el centro de control me dieron el aviso de que un vehículo iba en dirección contraria. Fui hacia adelante para ver si lo podía parar. Esperé a que pasara el vehículo, venía por el carril derecho. Cuando le vi, activé la luces rotativas de emergencia, e hice gestos con la linterna y comencé a tocar la bocina”, ha señalado este testigo. Pese a ello, no detuvo su marcha.

“No noté que bajara la velocidad, ni que hiciera ningún gesto. Continuó la marcha”, ha relatado el operario de mantemiento, que al cabo de “uno o dos minutos” fue alertado desde control de que el vehículo se había accidentado. Desde que se dan las ráfagas del servicio mantenimiento hasta la colisión sucedieron 31 segundos, en torno a un kilómetro de recorrido, según ha expresado la Fiscalía.

Todo parte de una maniobra "incomprensible, ilógica y temeraria" a bordo de un vehículo con “exceso de ocupantes” en el que viajaban seis personas, “por lo que no todos podían hacer uso del cinturón de seguridad”, señala el Ministerio público. Los primeros agentes de la Ertzaintza que llegaron al lugar relataron que “las víctimas murieron abrazadas”.

"Murieron abrazados"

Durante la segunda sesión del juicio también ha declarado la que entonces era compañera sentimental del acusado, que viajaba de copiloto en el fatídico trayecto de vuelta a Bilbao. “La gente se quedó dormida. Al principio el compañero le iba orientando por dónde tenía que ir, pero al llegar a la autopista se quedó dormido. En la autopista ya no hablaba nadie”, ha asegurado.

No recuerda haber visto ráfagas del vehículo de mantenimiento de Bidegi. “Sólo vi la ambulancia, que él trató de esquivar por la izquierda”. Tras el impacto, esta mujer salió por su propio pie, y al girarse vio a las personas que viajaban detrás. “Habían muerto, empecé a gritar. Estaban abrazados”. Según el testimonio de esta mujer, en aquellos momentos le dijo al acusado que su amigo y la otra chica habían fallecido, pero él “no lo asimilaba”. La Fiscalía ha insistido en que “viajar sin cinturón de seguridad es despreciar la vida de los demás”. “Colisionó con una ambulancia, pero no fue por un error. No fue una imprudencia. Lo hizo porque condujo durante más de ocho kilómetros y por espacio de 7 minutos y 34 minutos en sentido contrario obviando señales que le advertían que conducía en dirección contraria.