PNV y PSE se han cruzado ya un par de llamadas desde la noche electoral del domingo para tratar de poner en marcha su negociación y alumbrar un nuevo Gobierno de coalición en Euskadi. De puertas afuera, el PSE insiste en trasladar que urge cerrar un entendimiento. El hecho de que ambos socios gobiernen desde hace años en coalición en las principales instituciones permite augurar unas conversaciones relativamente fluidas, y las hipótesis apuntan a que Imanol Pradales será investido como lehendakari en la segunda quincena de junio con su mayoría absoluta, pero hay dos elecciones de por medio, las catalanas del 12 de mayo y las europeas del 9 de junio, que van a provocar cierta dispersión de los esfuerzos. En cualquier caso, sí está claro que la intención del PNV es empezar por el programa antes de abordar el reparto de responsabilidades en las consejerías. Y, dentro de ese programa, se asume como singularidad de este momento político que las medidas sectoriales van a consumir más energías de lo habitual. 

En las anteriores negociaciones del Gobierno vasco, eran las cuestiones relativas al autogobierno, el nuevo estatus, el calendario de transferencias y la memoria las que provocaban mayores fricciones y llevaban más tiempo. Pero ahora se asume que el capítulo de las políticas sectoriales va a tener una mayor complejidad de lo habitual, tras el protagonismo que han adquirido en campaña y en vista de que la ciudadanía ha votado más en clave de buscar soluciones para sus problemas personales. 

En la idea general y el espíritu, PNV y PSE están de acuerdo en dar prioridad a áreas de actuación como Osakidetza y la vivienda. El reto ahora será buscar un mínimo común denominador entre las propuestas de ambos, que bajaron muy al detalle en campaña. En materia educativa, tienen el reto de elaborar el reglamento sobre los proyectos lingüísticos en las escuelas, un asunto que ya utilizó el socialista Eneko Andueza para marcar perfil desde que accedió a la secretaría general del PSE, que le valió ser llamado a consultas en Ajuria Enea , y que fue uno de los mayores focos de conflicto, junto con la posición sobre la Ley de Vivienda estatal.

La escasez de médicos en Osakidetza

En Osakidetza, Imanol Pradales, entre otras medidas, propone un pacto sanitario a nivel político y con los colegios de medicina, enfermería y asociaciones de pacientes; un refuerzo de los puntos de atención continuada e incentivos para paliar la escasez de médicos de atención primaria, donde detecta una falta de unos 200 profesionales. Eneko Andueza propuso como medida estrella la creación de 2.000 plazas más en la red sanitaria, un objetivo que parece complicado porque el problema es que faltan profesionales aquí y en el entorno, y es probable que resurja el debate sobre la relajación de los niveles de euskera que ha deslizado el socialista en más de una ocasión.

Vivienda, las medidas... y la titularidad de la consejería

En materia de vivienda, ambos partidos discrepan sobre la Ley de Vivienda estatal, recurrida únicamente con el beneplácito de los consejeros del PNV por invasión competencial. A la espera de que el Tribunal Constitucional decida, el PNV no alienta la insumisión a la ley, pero pone en valor las políticas propias vascas. En realidad, son los ayuntamientos los que piden (varios lo han hecho ya) la declaración como zona de mercado tensionado para limitar la subida del alquiler, aunque la consejería, hasta ahora gestionada por el PSE, estableció el protocolo para declarar esas zonas. Está por ver si el PNV aspira a recuperar esta consejería para poner en valor las capacidades vascas y recuperar la iniciativa frente al protagonismo que ha ganado el Estado sin tener la competencia. 

También hay una coincidencia llamativa en el importe económico pero no en la vía: Pradales propone una línea pública de avales de 200 millones para que los jóvenes tengan a su disposición el 20% del préstamo que no les concede el banco al comprar una casa, y otra línea de crédito para avalar las fianzas del alquiler; y Andueza propone destinar esos mismos 200 millones a que el Gobierno vasco compre viviendas de particulares y consiga así 1.500 propiedades para destinarlas al alquiler social. Pradales plantea también poner en marcha 7.000 viviendas de alquiler reservando el 40% para menores de 36 años. En materia de fiscalidad, Pradales no aceptará cambio alguno en la tributación de la vivienda y defenderá la desgravación por compra para ayudar a quienes tienen hipoteca, mientras que Andueza plantea rebajarla. La competencia es foral, pero se puede impulsar un debate en el Órgano de Coordinación Tributaria.

Ley de Educación

El debate educativo es una de las banderas que tomó Andueza nada más acceder a la secretaría general socialista. Todavía en campaña ha celebrado como una victoria la forma en que marcó perfil con el asunto de los modelos lingüísticos, aunque el PNV cree que es un matiz sin grandes efectos prácticos porque los actuales modelos A, B y D evolucionarán para garantizar el dominio del euskera. El problema radica en que su sola mención en la exposición de motivos de la Ley de Educación provocó el desmarque de EH Bildu, desenlace que lleva muy a gala el propio Andueza, que podría además entrar en el Gobierno. Cabe recordar que, en marzo de 2022, incluso fue llamado a consultas por el lehendakari Urkullu para mejorar la coordinación. El PNV sigue aspirando a que EH Bildu se reincorpore al consenso.

"No tener dos gobiernos dentro de uno solo"

Sin entrar en estos detalles, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ha confirmado este martes en Radio Euskadi que se trata de casar los programas y “no tener dos gobiernos dentro de un solo gobierno”. Admitió que la ciudadanía ha votado no tanto con sentimiento, sino para buscar soluciones a necesidades personales. Antes llevaba “una vida” cerrar dos folios de autogobierno, y ahora, manteniendo la importancia del nuevo estatus, “va a equilibrar el peso” la parte sectorial. Habló de cuadrar los programas de vivienda, sanidad, educación y las transiciones energética, digital y demográfica. 

Ya en 2020, el programa PNV-PSE se comprometía a convocar 4.000 plazas en Osakidetza, desarrollar el plan de listas de espera, avanzar en los proyectos plurilingües con el euskera como eje central, un programa de vivienda juvenil y dejarse libertad en el debate del nuevo estatus.